El último manifestante ecologista que quedaba atrincherado en un túnel clandestino excavado en pleno centro de Londres para protestar contra la construcción de la línea de tren de alta velocidad HS2 fue evacuado este viernes tras un mes de ocupación, anunció la empresa encargada del polémico proyecto.
“HS2 ha recuperado ahora la plena posesión de los jardines de Euston Square tras evacuar a las nueve personas que habían entrado ilegalmente en los túneles subterráneos” excavados bajo ellos, informó en un comunicado.
Según la agencia de noticias británica PA, el último manifestante fue trasladado en ambulancia, bajo los vítores de una multitud que gritaba “Te queremos Bradley”.
Oculto por las sábanas, la multitud sólo vio los dedos del activista, que formaban el signo de la “paz” o “v” de la victoria.
Por su parte, tres de los activistas, que habían sido detenidos el jueves -entre ellos el veterano manifestante Daniel Hooper, conocido como “Swampy”, y Blue Sandford, de 18 años, denominada “la Greta Thunberg británica”- comparecieron el viernes ante un juez de Londres.
Acusados de un delito de obstrucción a una actividad legalmente permitida, quedaron en libertad bajo fianza al término de la vista y volverán a comparecer el 20 de julio.
Una decena de ecologistas se había encerrado el 26 de enero en un largo y estrecho túnel excavado junto a la estación londinense de Euston, donde se están realizando las obras de la HS2, para protestar contra la construcción de esta línea de alta velocidad que debe conectar la capital con el centro y norte de Inglaterra.
En febrero de 2020, el primer ministro Boris Johnson aprobó el proyecto High Speed Two (HS2) a pesar de su coste astronómico, que podría superar los 100.000 millones de libras (137.000 millones de dólares, 112.000 millones de euros) y de la oposición de una parte de la clase política, que pide invertir el dinero en la modernización de las líneas regionales existentes.
Será la segunda línea de alta velocidad en todo el Reino Unido después de la HS1, utilizada por el Eurostar que une Londres con Francia, Bélgica y Holanda.
Para los detractores de la HS2, el proyecto, que se puso en marcha el año pasado, destruirá viejos bosques y socavará los esfuerzos del país por cumplir sus objetivos climáticos.