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Coordinadora de Artes Visuales del CNCA: “Existe una deuda histórica de apoyo a los museos en Chile”

Ése es el diagnóstico que en octubre de 2017, cuando se promulgó la ley que creó el Ministerio de la Cultura, hizo a La Nación, Varinia Brodsky, a la hora de analizar en qué temas está al debe el Estado y el organismo en relación al área de las artes visuales y que este viernes pasa a constituirse como Ministerio de las Artes, las Culturas y el Patrimonio.
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El Consejo de la Cultura no tiene ni las herramientas ni los presupuestos necesarios para hacerse cargo, y me parece que el tema de los museos debería verse desde el punto de vista a nivel de una institucionalidad más robusta”, afirma de manera clara y certera la Coordinadora de Artes Visuales del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA), Varinia Brodsky, a la hora de analizar el estado de abandono en el que están los museos chilenos por falta de recursos.

La joven licenciada en Artes de la Universidad Chile abordó con La Nación la Política Nacional de las Artes de la Visualidad 2018-2022,que en parte aborda la situación de estos espacios culturales que resguardan el patrimonio artístico del país, que en su opinión requieren un tratamiento focalizado.

¿En qué consiste esta política que está impulsando el Gobierno a través del CNCA?
– Bueno, la Política Nacional de las Artes de la Visualidad tiene primeramente un factor que es bien relevante, que es que por primera vez se empieza a trabajar desde una macro área. Eso quiere decir que desde las tres áreas -Artes Visuales, Fotografía y Nuevos Medios- vinculadas desde el Consejo a la visualidad, trabajan de manera conjunta en torno a una planificación común y con un factor muy relevante que es el de la participación ciudadana.

¿Cómo se construye?
– Esta es una política que se levanta, se hace y se constituye a partir de encuentros que se realizaron a lo largo del país, en cada región, mediante una convocatoria abierta aunque obviamente se acercaba la gente más vinculada a estas áreas como artistas, curadores, gestores y todo quien quisiera aportar. La convocatoria se hizo a través de las direcciones regionales por medios digitales y se hicieron jornadas de trabajo que duraron un día completo, donde se expuso el diagnóstico de la situación de estas disciplinas y luego se realizaron mesas de trabajo por ejes: fomento, patrimonio, institucionalidad, educación.

¿Cómo se hizo ese trabajo?
-A partir de ahí la gente nos fue alimentando con sus inquietudes que tienen que ver con las características de cada región y eso empezó a nutrir un documento que fuimos trabajando para llegar al texto final. Tuvimos un encuentro general en Santiago -al que asistieron dos representantes de cada región- donde se expusieron propuestas de medidas y objetivos concretos para los próximos años, llegando a consensos. También hubo mesas a nivel institucional que enviaron sus representantes y trabajaron en el seguimiento del documento, el cual fue elaborado con participación integral para que fuera representativo  de las brechas y desafíos a abordar hacia adelante en las artes de la visualidad. Esto entra en el marco de las políticas sectoriales Artes Escénicas, Artesanía y Artes de la Visualidad, y se trabaja ahora en la de Arquitectura y de Diseño como áreas artísticas y anteriormente se hizo lo propio con Música, Libro y Lectura y Audiovisual.

Fotos: Museo de Bellas Artes / Fabián Vargas Arévalo

RESCATE DE MUSEOS Y ESCUELAS DE ARTE

La también magíster en Museografía y exposiciones, museología y museos, sostiene que “en nuestra área quisimos entregar una especial atención a dos sectores que nos parecían tremendamente relevantes: el de los museos de arte y el de las escuelas de arte”.

Por ello, relata que invitaron de forma inédita a los museos y sus equipos a mesas de trabajo, incluyendo también a directores, académicos de universidades y centros de formación técnicos de las escuelas arte, y a partir de ahí se creó una dinámica de trabajo en tres ejes: descentralización, museos y educación.

DESCENTRALIZACIÓN


En materia de descentralización, el trabajo se focalizó en la participación activa de las regiones, ya que por cuestiones geográficas, de centralismo que se dan a nivel de política pública, “tenemos un gran desafío por delante de poder generar una planificación y una articulación en regiones fortaleciendo las escenas locales, no de manera paternalista ni arbitraria, sino que realmente respetando lo que va surgiendo desde los propios territorios y en coordinación con las instituciones y organismos desde los municipios. Es desde los centros culturales que se han ido levantando, desde el consejo regional, que tenemos que empezar a pensar.

MUSEOS


En este punto Brodsky indica que los museos de arte han estado “no quiero decir en abandono, pero sí ha faltado voluntad política para poderle dar un apoyo considerable, de manera que puedan contar con presupuestos acorde a su responsabilidad y su misión”, ya que en la actualidad estos espacios que albergan las obras de arte o muestras itinerantes tienen distinta pertenencia. Por ejemplo, explica, el Museo Nacional de Bellas Artes está bajo la administración de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam); el Museo de Arte Contemporáneo (MAC) es de la Universidad de Chile; en el caso del Museo de la Solidaridad, pertenece a la Fundación Arte y Solidaridad; y así, en regiones los Museos de Arte Moderno (MAM) de Chiloé o Valdivia, cada uno de ellos con pertenencia pública o privada, “de alguna manera se rascan con sus propias uñas”, indica.

Dicha situación “no les permite generar una programación de continuidad según su misión, no les permiten muchas veces hacer un trabajo sostenido con sus colecciones. Entonces estamos, desde un ámbito que abordar de manera especial, para realizar un trabajo sistemático, articulado, que permita hacer un foro permanente con los museos a nivel interregional y en el fondo poder levantar con ellos un plan nacional de colecciones y archivos para ver qué es lo que tenemos, dónde está, a nivel de política pública cómo lo abordamos. Ese es un gran, gran desafío que tenemos por delante”.

EDUCACIÓN


Este tercer eje tiene una preocupación transversal porque son pocas las horas de arte (dos semanales) que se imparten en los colegios, “tiempo insuficiente porque todavía no logramos como sociedad comprender que el arte es una visión de mundo y a partir de ahí cómo lo integramos con una lógica educacional y no sólo desde las personas que tienen ‘capacidades’ para ser artista. En el fondo, es generar un tejido social que nos permita construir una lógica integral respecto de esta materia”.

Foto: Varinia Brodsky / Fabián Vargas Arévalo

FORTALECER LA ARTICULACIÓN


La coordinadora de Artes Visuales del CNCA aprovecha la oportunidad para subrayar que todo ese trabajo se suma a lo que están desarrollando desde distintos ámbitos centros culturales, que son iniciativas independientes que hoy entienden las artes visuales, la mediación o la participación como un campo de acción político, inclusive para ver cómo trabajar con niños, “porque no se trata sólo de la visita guiada o saber interpretar un cuadro, sino cómo entendemos el mundo. Entonces, desde esa perspectiva, ver cómo nos fortalecernos en coordinación, en articulación”.

Junto a ello está el factor de la educación más académica en las escuelas de arte. “Sabemos que en Chile todo está centralizado y Santiago se lleva la gran tajada por la mayor concentración de escuelas y museos, y así tenemos lugares como Bío Bío, Valparaíso y Valdivia que tienen escuelas de arte (…) pero tenemos extensos territorios en Chile, como el norte, por ejemplo, donde no hay un museo o una escuela de arte y eso, por una parte, genera acciones tremendamente relevantes porque los artistas, los gestores y los curadores empiezan a trabajar desde los territorios, pero por otra parte -en términos de acceso ciudadano- hay un mayor déficit de acceso a la cultura y a las artes como una práctica natural. Entonces, esta política viene a abordar, a través de objetivos y medidas concretas, a grandes rasgos esas tres ideas principales”.

FALTA DE INTERÉS E INFORMACIÓN


Varinia Brosdsky
precisa que el poco acceso de la gente al arte no va por un tema de costo, sino de interés, de información, de la educación escolar “donde no nos crean la necesidad del arte”, pese a que las artes escénicas son más promovidas, tenemos a las visuales que son de acceso gratuito para la gente y son muy pocos los espacios que cobran entradas.

¿Cómo se llega a esa situación?
 Mira, en artes visuales se da una situación que es distinta a las artes escénicas. Ahora, por supuesto que desde el lado de los artistas y los creadores producir arte en Chile es un escenario todavía muy difícil. O sea, gracias a los fondos concursables del Consejo tenemos un gran levantamiento de producción. Sin embargo, hay un montón de gente que queda afuera de eso porque no alcanza a abarcarlo todo. Crear es muy caro en Chile, porque el trabajo del artista todavía no está bien validado en el país, en el sentido que es una cadena. Los museos no tienen como pagar a sus artistas, finalmente hacen programaciones a través de los concursos o bien están aquellos que vienen con financiamiento privado o externo. Por otra parte, el mercado que existe en Chile es muy básico todavía.

¿Qué diagnóstico haces tú de este escenario a raíz de tu bagaje profesional?
– 
Creo que la escena local ha ido, por supuesto, creciendo. En Chile tenemos muchas escuelas de arte, lo que produce una cantidad de artistas egresados, de académicos muy importantes y eso genera un corpus de obras, teórico, estético, tremendamente relevante, lo que no quiere decir que esa producción tenga todavía la llegada que debiera tener a la ciudadanía. De alguna manera se produce una distancia. Han crecido los niveles de producción independiente, no sólo a nivel de espacios expositivos, sino desde la experimentación, desde el encuentro, desde el debate. Los propios artistas, curadores, se están organizando y generando proyectos para interrelacionarse más allá de la institucionalidad, y eso implica que el sector se va movilizando y generando sus propios aportes y desde ahí esta política tiene el deber, la misión, de ser un articulador al servicio de lo que está pasando y cómo nos vamos relacionando.

Foto: Varinia Brodsky / Fabián Vargas Arévalo

¿Cómo resguardan el cumplimiento de esta política si se extiende más allá del gobierno de turno y que pueden cambiar las prioridades?
– 
Aquí se trabajó con un plan de implementación y seguimiento, y hay varias cuestiones que entran a conjugar la posibilidad de implementar ciertas medidas. Una son los comités asesores, el mismo directorio nacional del Consejo, que son mesas organizadas por dos años y que van a seguir independiente de los cargos institucionales. Luego, hay todo un sistema de planificación e implementación que nosotros ya estamos empezando a diseñar con los sectores, por eso que es tremendamente importante que el sector se sienta representado para que sean ellos mismos los que extiendan sus propios argumentos para poder darle una continuidad.

Ahora, añade, “por supuesto que si nosotros continuamos nuestro trabajo, está y va a estar enfocado en ser leales a las medidas que de ahí emanan. Hoy día estamos planificando, estamos diseñando de manera de levantar de cara al 2018 y al 2022, por etapas, trabajando en coordinación con los consejos regionales. Por supuesto que nadie puede garantizar nada, el escenario es incierto, pero confiamos en que es una buena herramienta y que la institucionalidad, sea quien sea quien llegue a la administración, la pueda usar a su favor. La implementación profunda le va a tocar a la próxima administración y eso es un desafío importante para los que llegan.

MUSEOS: LOS PARIENTES POBRES


Recogiendo esa falencia que hay en el tema del resguardo del patrimonio artístico de los museos, la también gestora cultural y ex coordinadora del MAC insiste en que es una tema que debe abordarse a fondo, aclarando sí que el Consejo Nacional de la Cultura -que ya pronto será Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio- no tiene facultades para actuar solo en eso.

A tu juicio, ¿en qué áreas está cojo el Consejo de la Cultura?, ¿qué le ha faltado?
– 
Creo que se ha avanzado y los desafíos están más o menos bien alineados, el tema de la descentralización ha sido importante dentro de la planificación, se han estado dando más recursos, etc., pero todavía estamos al debe. Pero, desde mi perspectiva, desde donde vengo para mí el tema con los museos de arte es un área en el que tenemos un déficit importante, en términos de poder generar una política de entender los museos en cuanto a que guardan patrimonio, difunden, son escuelas. No puede ser que instituciones culturales de ese nivel de relevancia, con una historia importante, estén hoy día en el estado en que están. O sea, fachadas como la del Museo de Arte Contemporáneo son un signo sintomático de lo que sucede y eso creo yo es algo que debemos atender de manera urgente.

Foto: Museo de Arte Contemporáneo / Fabián Vargas Arévalo

¿Eso se debe a falta de voluntad política, a que no están los recursos, porque no es una prioridad?
-Creo que es una mezcla de cosas, pero me parece que a nivel del Gobierno anterior se quiso fortalecer la acción integral por medio de los centros culturales que se levantaron en todas las regiones de Chile, y a nivel también de ciertas comunas creo que en primera instancia se quiso generar acceso, y me parece muy bien porque deben existir polos culturales para todos los chilenos. Sin embargo, con los museos me parece que falta presupuesto para su funcionamiento, recursos humanos, o sea, estamos en un nivel de avance pero nos falta poner las bases para que eso sea sostenido, que tenga un aporte permanente y que no queden finalmente como elefantes blancos: espacios vacíos, sin programación, sin recursos humanos. Para poder abordar este tema de manera sostenida y darle un cauce efectivo debemos partir por trabajar en conjunto, no de manera disgregada, y de igual forma no ver estos espacios como pequeñas parcelas que se las arreglan por sí mismas, sino tener conciencia de su contribución y de la mirada que aportan a nivel nacional. No sé cuál es la solución hoy, pero lo que estamos haciendo va en esa dirección.

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