Los mejores momentos del programa de farándula al que Chilevisión le puso el candado por fuera, son también un repaso por los puntos de inflexión en los últimos 16 años de TV chatarra. Para bien y para mal.
Luego de casi 16 años al aire, “Sálvese Quien Pueda”, el programa de Chilevisión que sirvió la mesa para el periodismo de farándula bajó la cortina con más alivio que nostalgia. El espacio que llegó a contar con 15 auspiciadores y más de 100 panelistas, se despidió reducido a su mínima expresión en la antesala de lo que hasta hace poco era su temporada alta: El Festival de Viña
Precisamente, legendarios momentos como las demenciales salidas de Felipe Avello, la creación de “referentes” para la industria de la farándula y una metodología de la investigación periodística cuestionable, pero que domesticó a la misma audiencia que le dio la espalda, permiten comparar el alicaído momento por el que pasa este tipo de periodismo rosa en la TV. De hecho, el final de SQP, ni siquiera fue trending topic en redes sociales.
En la despedida, estos son algunos de los hitos del programa y su legado para la industria de la televisión del entretenimiento de una audiencia a costa del escarnio de otros.
La escuela Felipe Avello
El comediante que se curtió a través de una libertad total para hacer humor, ironizar sin filtros y “picanear” a los aludidos por el programa de farándula cuenta con extensos tributos en Youtube sobre su estilo. Desde el momento en que se fue a las manos con René Naranjo en vivo, su tensión erótica con Marcela Vacarezza, gruesas referencias sexuales, homófóbicas, racistas y todo lo incorrecto, hay material para compilar por tomos.
El expectante regreso de Ignacio Gutiérrez
Tras ganar un juicio contra Chilevisión por discriminación, Ignacio Gutiérrez, uno de los rostros históricos del programa regresó tras la licencia médica en la que se dedicó a una guerra judicial inédita en los medios chilenos. Sin mayores comentarios ni alusiones directas sobre el asunto, Gutiérrez volvió de buen humor al espacio tras asegurar que no volvería al Matinal desde donde había sido cuestionado por su sexualidad y aclarando que “al día siguiente” hablaría sobre un tema evidente, pero que jamás se concretó en vivo.
“Ningún respeto con el artista”
Generando su propio alimento, la maquinaria farandulera de SQP creaba sus propios golem desde otros programas satélite o polémicas de discoteque para nutrir su pauta. Los potenciaba como panelistas, los daba de baja y contribuía así al ecosistema televisivo de la especialidad. Se creaba así un circuito de rostros que luego aparecían de vuelta en el programa como contenido o como el árbol caído de turno. Fue el caso del hermano de Edmundo Varas, la dueña de la discoteque Kamasú, Junior Playboy descolgado de los realities de Canal 13 o El Bora Aroldo del reality “Amazonas”, al que incluso le consiguieron un romance que le costó su salida de su tribu… todo tongo.
La persecución del rating
Al estilo de la novela negra y las cintas de acción, los periodistas de farándula se habituaron a convertir la espera a la salida de la discoteque o la llegada de una celebridad al aeropuerto en un rito: el famoso se niega a hablar, luego es “perseguido” en un auto para obtener imágenes exclusivas, se le trata de interrogar a través del vidrio en cada luz roja para finalizar con absolutamente ningún hecho concreto en una nota de 10 minutos que más tarde era estirada hasta el hartazgo por los opinólogos, otra especie endémica del programa
El abuelo de la farándula
Luego de un grave accidente de tránsito, Italo Passalacqua regresó al set de SQP en plena recuperación y 5 meses de ausencia el año 2014. El momento fue celebrado en diversos programas como el triunfo de la voluntad y el temple del tradicional periodista de espectáculos que hoy es un símbolo también de la apertura de la pauta televisiva ante el profesional homosexual. El mismo, jugueteaba alegremente con las payasadas de Felipe Avello en una comedia permanente en la que la figura del abuelo gay entraba al juego de un humor de cantina.
La Botota saca del clóset a Andrés Caniulef
En el mismo tono anterior, y ya en los descuentos, SQP recurrió a figuras como La Pola y la Botota Fox para fortalecer el panel como estrategia. La participación de ésta última fue cuestionada por la audiencia cuando, sin contexto alguno, preguntó al conductor Andrés Caniulef si éste era gay. Así, a boca de jarro. Si bien la respuesta del periodista fue completamente natural, desentonaba con sus otros berrinches anteriores cada vez que se hacía referencia a su orientación sexual en otros medios.
La alcaldesa contra el panel
También al final de su ciclo, una curiosa mutación evolutiva reunió a las opinólogas Claudia Schmidt y Pamela Díaz en un encontrón histórico frente a quien hoy es la alcaldesa de Maipú, Cathy Barriga, otrora, carne de cañón del programa de farándula pero en ese entonces candidata al municipio. El tono azucarado de la ex “Robotina”, cambió de golpe para encarar al programa que le solicitaba referirse a un tema contingente de política cruzada con farándula. El hito, fue un signo de los tiempos que anunciaba que el balance de poder de este tipo de shows había cambiado irrevocablemente.
El notero fastidioso
La fauna mediática del notero insistente, otra marca de fábrica del decano del amarillismo en TV, también sacó de quicio a personajes de explosión fácil como Gary Medel, Eduardo Bonvallet o Cecilia Bolocco. Pero en defensa de las víctimas también hay que preguntarse el nivel de periodismo que también le sacó los choros del canasto a Amaro Gómez Pablos e incluso al pasivo humorista Felo.
El último capítulo de SQP
La misma semana del fin de SQP, Marcela Vacarezza debutaba en TVN como panelista especializada en la vida íntima del animador del Festival de Viña (su marido), indicando que el hundimiento del Titanic era ya un hecho. Al cierre de la edición del viernes 17 de febrero, después de 16 años dedicados a la prensa de farándula, SQP finalizaba sus transmisiones con fervientes llamados al éxito de sus rostros emblemáticos que tratarán de mantener el género en otros canales, mientras Ignacio Gutiérrez, incómoda evidencia de la línea editorial del canal, pedía al aire que Andrés Caniulef y el resto del equipo detrás de cámaras “no perdiera su pega y que se mantenga en el canal”. La respuesta del canal, sea cual sea, se verá silenciada por el balsámico estruendo del Festival de Viña.
SECCIÓN: Cultura y Entretención
AUTOR: La Nación
FUENTE: Carlos Salazar