Tras semanas de polémica y desacuerdos tanto en la comisión técnica constituyente como en los arduos debates entre las fuerzas políticas representadas en el Congreso, se aprobó la semana pasada el texto derivado del Acuerdo por la Paz Social y Nueva Constitución, suscrito por Chile Vamos, tres partidos del Frente Amplio y cuatro de la exNueva Mayoría.
El articulado permite y fija que el próximo 26 de abril se realice un plebiscito para que los chilenos digan si están o no a favor de una nueva Carta Magna y, dependiendo del resultado, dará vida al tipo de convención que la redactará y luego ser sometida a un referendo ratificatorio.
“Por primera vez tenemos la oportunidad de lograr con total libertad y plena democracia, un acuerdo constitucional con amplia y efectiva participación ciudadana y con una equitativa participación de las mujeres”, destacó el Jefe de Estado respecto del proceso que se viene en los próximos meses, relevando que en él estén garantizadas la paridad de género y la participación de indígenas e independientes.
“Ciudadanos, hombres y mujeres, tendremos, no solamente la primera palabra respecto a la naturaleza y el mecanismo de este acuerdo constitucional, a través de un plebiscito de entrada, sino que también tendremos, si así lo decidimos, la última palabra respecto a los principios y contenidos de esa nueva Constitución a través de un plebiscito ratificatorio”, enfatizó el gobernante.
OPCIONES IGUALMENTE LEGÍTIMAS
“Ese plebiscito plantea dos opciones igualmente legítimas, que deberán ser resueltas democráticamente por las chilenas y chilenos. La primera conduce hacia una asamblea constituyente para acordar una nueva constitución; el segundo camino nos abre una vía para perfeccionar la constitución actual, y lograr de esa forma que la voz de las personas, la voz de os chilenos sea escuchada y respetada”, explicó el mandatario.Al acto realizado en el Patio de Los Cañones de La Moneda, asistieron el expresidente Ricardo Lagos, los representantes de la Cámara de Diputados, del Poder Judicial, otras instituciones del estado, del mundo privado y los timoneles de las tiendas que suscribieron el acuerdo, aunque los tres del Frente Amplio que lo suscribieron se restaron de ir, al igual que el Partido Socialista.
En la oportunidad Piñera reconoció, valoró y agradeció a los actores del acuerdo que hizo posible la enmienda constitucional, anteponiendo el bien del país, “porque con la misma visión y generosidad que sabemos demostrar en los tiempos difíciles, lograron un acuerdo que nos permite hoy estar promulgando esta reforma a nueva constitución”.
También recalcó que “naturalmente, ninguna constitución política es inamovible y tampoco lo será ésta, puede y de continuar siendo examinada de acuerdo a las necesidades del país”, premisa que –dijo- quedará establecida en el trabajo de la convención constituyente o de la convención mixta, según elijan los ciudadanos, si es que gana –como se ha anticipado- la opción por la redacción de una nueva Carta Fundamental.
Entre guiños a la oposición y a su propio conglomerado, fuertemente friccionado por el respaldo de RN y Evópoli a la paridad de género, el gobernante manifestó “es de sublime importancia recuperar el valor de la unidad, del respeto, del diálogo, de los acuerdos y de la buena voluntad con la que debemos relacionarnos todos y, especialmente, con los que piensan distinto”.
“De aprobarse el camino hacia una nueva constitución, la asamblea tendrá un plazo de 9 meses prorrogable para acordar y proponer el texto, el cual reconociendo como principio básico que la soberanía reside en la nación y la última palabra la tiene la ciudadanía, deberá ser aprobada por plebiscito ratificatorio”.
Precisó sí que el nuevo texto constitucional que emane del proceso siempre debe mantener el carácter de República que tiene el Estado de Chile y su régimen democrático; la sentencias judiciales firmes y ejecutoriadas, y los tratados internacionales ratificados por el país que se encuentren vigentes. Y asimismo, no podrá poner término anticipado al periodo de autoridades electas por votación popular.
Recordó también que la Carta Magna tiene dos fundamentos: el pilar dogmal que sustenta los valores y derechos como vida, dignidad, familia, libertades, derechos políticos, sociales y culturales, igualdad entre hombres y mujeres; y el pilar orgánico el funcionamiento de los poderes del estado, instituciones públicas, las regulaciones de sus competencias, etc.
Para concretar todo ello “se va a requerir mucho aporte, altura de miras, grandeza y generosidad de quienes tengan esa misión, porque si no recuperamos la buena política nunca vamos a tener una buena constitución, ni una buena república”, concluyó.
