La policía dispersó el domingo con gases lacrimógenos frente a la Casa Blanca a manifestantes que habían desafiado el toque de queda impuesto en la capital y otras ciudades de Estados Unidos, escenarios de protestas en ocasiones violentas contra el racismo y la brutalidad policial.
La rabia desatada tras la muerte hace una semana en Minneapolis de George Floyd, un ciudadano negro de 46 años, a manos de un policía blanco se extendió rápidamente a todo el país, y las manifestaciones callejeras se acumulan desde entonces.
Para evitar nuevos disturbios, miles de soldados de la Guardia Nacional fueron desplegados en 15 estados y en Washington, y se dispuso el toque de queda en varias ciudades además de la capital, entre ellas Houston y Los Ángeles.
En Saint Paul, ciudad contigua a Minneapolis, epicentro del movimiento, miles de personas se manifestaron en la tarde del domingo contra el racismo y en reclamo de que todos los policías implicados en la muerte de Floyd rindan cuentas ante la justicia.
Por el momento, solo uno de ellos, Derek Chauvin, fue detenido e inculpado de homicidio involuntario. Él es el agente que aparece en el video del arresto de Floyd, que se viralizó en las redes sociales.
En la grabación se ve cómo clava su rodilla en el cuello de Floyd durante largos minutos mientras la víctima, inmovilizada boca abajo, se queja de no poder respirar. Chauvin comparecerá el lunes por primera vez ante un tribunal por este caso.